martes, 1 de abril de 2008

El Último De Los Hippies - Penny Rimbaud , c.r.a.s.s.


Bueno antes de empezar con este escrito por Penny Rimbaud, baterista de la banda; solamente quiero aclarar que este texto va en directa relación al movimiento social surgido en los 60's y habla sobre un hippie de la época con el que trabajaron, al mismo tiempo que esa experiencia de contracultura "pasiva" dio la oportunidad para hablar,criticar sobre el tema de los hippies muy vapuleado por todo el mundo...se comenta sobre el cambio que sufrio el hippismo con las drogas como elemento evasivo, hasta que los mismos Punk's se drogaban (y lo siguen haciendo) por el mismo motivo acéfalo; y aún así critican a los hippies diciendo que "nunca lo lograron"...si hasta bandas como the sex pistols gritaban revolucion desde el asiento de una limusina y the clash cantaba sobre las diferencias sociales con ropaje de gamuza...quién será al final el que esta "mediamente" correcto?...



EL ULTIMO DE LOS HIPPIES

‑ UN ROMANCE HISTERICO ‑

Por Penny Rimbaud / CRASS

En esta celda que es la nuestra no hay compasión,

Ningún amanecer en la fría llanura que es muestra alma,

Ninguna llamada al horizonte caliente.

Toda la belleza se nos escapa y esperamos.

"Ninguna respuesta es una respuesta también"

Proverbio oriental.

Phil murió asfixiado su propio vómito; zarzamora, bilis, trágicamente se quedaron atrapados en la tráquea. Zarzamora, natillas, bilis,

saliendo de su boca abierta al diseño delicado de la alfombra ornamental.

Murió como hombre asustado, débil, cansado; 6 meses antes había sido una persona enérgica, feliz y extraordinariamente sana; sólo le había tomado este pequeño lapso de tiempo al Departamento Gubernamental de Salud de Su Majestad para hacer de Phil un cadáver cubierto de vómito.

"El primer sueño que recuerdo es de mí agarrando la mano de un hombre mayor, con vista a un valle maravilloso ‑de repente vimos un zorro, perseguido por perros de caza y cazadores vistiendo abrigos rojos, montados en caballo. El hombre mayor hizo una señal hacia el valle y dijo: “ Esto hijo mío, es a donde vas tú”. ¡Rápido me di cuenta que yo era el zorro!

Phil Russel, 1974

Para nosotros, la muerte de Phil marcó el fin de una época. Junto con él murió el último rranu tic ~:onf;as>>.;~ que hal>(amos tenido, ingenua(ncnte, en cl `sistema', semilla a en respeto en vez de abuso. nuestro ejemplo podría ser seguida por las autoridades. eosel

pasado: ¿fue tan inocente querer agregarlo a nuestro. futuro? A había sido una extraordinariamente pequeño hombre hacia dijo, hijo mío, Phil esperanzaviviéramos Prental.

El de Septiembre d5, Russel, alas Hope, altas Watly Hope, fid popt natillas, final y M hb astad yd 6t hab sdt dpt pgu d la ultima d Por supuesto fue un sueno. pero ia realidad se compone de miles d sise d ,. 19 1 persona eneret a fPh~ ssana solo le labra tomado este

lapso de tiempo al Departamento Gubernamental de Salud de Su El m ¡~) ar rr n unta serial el valle y Esto es a Russel 1974. .. que. st una urda decente basadn

Si había disminuido la fuerza de la protesta, la fuerza del rock no mostraba tanta debilidad. En medio de los GO gc)hcrrulUu cl rcx:k'n rall, y uinguua coufcrcnt;ia de ningún partido Iba ü Cíi111blIll eso. La juventud había cmorrtradc su voz y estaba demandando cada vez más ser escuchada

Dentro de esta voz había una voz muy alta que prometía un nuevo mundo, nuevos colores, nuevas dimensiones, un nuevo tiempo y un nuevo espacio. Karma inmediato, y todo con un ácido.

“Este es mi advertencia a la gente de hoy: Si estás tomando en serio el juego de la vida,

si estás tomando en serio tu sistema nervioso, si estás tomando en serio tus órganos del sentido,

si estás tomando en serio el proceso de energía, tienes que conectarte, sintonizarte y dejarte llevar”

Profeta del ácido Timothy Leary

La sociedad estaba escandalízada, padres desesperados se apartaban al ver a sus queridos hijitos "viajando" a través de sus alfombras órnalitentales. En la prensa casi diario salían reportes de que el ácido causara todo, empezando con ardores de estómago hasta el colapso total de la sociedad deciente. Sociólogos inventaron el "blanco entre generaciones", y cuando un tipo raso de pelo Largo les lanzaba una señal de V, también le entendían mal, de hecha fue una sedal de paz, pero por otro lado significaba "fuck off" (vete a la chingada). En la esquina gris teníamos la "sociedad normal", y en la esquina del arco iris había sexo, drogas y rock' n roll, o por lo menos así lo consideraban los medios de comunicación. El símbolo de la Campaña por el Desarme Nuclear fue adaptado como emblema por las legiones de fans del rock, creciendo en cada momento, cuyo mensaje de paz y amor se difundió en todo el mundo como un fuego en la llanura. Los medíos, siempre queriendo poner etiquetas a cualquier cosa para conte

ner de esa manera todo que parece salir de su control, llamaran a este fenómeno "híppy", 5, el sistema, cuya arma número uno en la lucha contra el cambio son los medios, empezó a desacreditar esta nueva visión en su manera transparente pero sin embargo efectiva A finales de los 60, la sociedad convencional empezó a sentirse amenazada por lo que estaba haciendo su juventud; no quería que pintaran a sus ciudades grises con los colores del arco iris, la revolución psicodélica se veía demasiado real y era la hora de pararla.

Se prohibieron libros, se ceiraraa Iibretias. Entraron a faena en oficinas y centros sociales, quitando sus archivos, segtu=eete para p

asarlos a las computadoras de la policía. Bajo el peso de la presión oficial desvanecieron periódicos y revistas clandestinos, y se coafiscaron shows completos en cines y teatros. Artistas, escritores, músicos y numerosos hippies no identificados :~‑ados a las cortes para responder a acusaciones inventadas de corrupción, obscenidad, abuso de drogas, todo lo que posiblemente podría callar su voz; pero nada podía, era todo demasiado importante.

Cundo la represión se hacía casi insoportable, el funcionario "Bobbie" se hacia famoso como e1 enemigo público “píggy”, puerquito; la guerra había sido declarada a la generación de paz, pero el amor no iba a rendirse sin luchar.

“Somos una generación de obscenidades. La gente más oprimida de este país no son los negros, ni los pobres, sino la clase media. No tiene nada contra que levantarse y luchar. Tendremos que inventar nuevas leyes para romperlas... la primera parte del programa yippie es matar a tus padres... mien

tras no estés listo a matar a tus padres, no estás listo a cambiar, este país. Nuestros padres son nuestros primeros opresores”

Jerry Rubin, Líder de los Yippies (hippies militantes), hablando en Kent State University, USA.

A menos de un mes del discurso de Rubin, la universidad estaba alborotada‑ Los estudiantes, en su mayoría blancos y de clase media, habían organizado un sinnúmero de marchas y quemado parte de su universidad para mostrar su rechazo a la manera como se manejaba su campus y su país a la vez. Las autoridades mandaron al ejército para `restaurar la paz', lo cual hicieron en verdadera manera militar matando a tiros a cuatro estudiantes.

“Después de que terminó el tiroteo, oí gritas y me di la vuelta. Allí vi a un tipo arrodillado, sosteniendo la cabeza de una muchacha en sus manos. El tipo se puso histérico, llorando, gritando, clamando, "Esas pinches puercos, te pegaron un tiro”

Un estudiante de Kent State después del t

iroteo.

El sistema había llegado primero. Lo que Rubin no había tomado en cuenta, aunque lo demuestra la historia del pasado, es el hecho que los padres prefieren matar a sus hijos más que aceptar cambios.

Madre: "Todos los que aparecen en las calles de una ciudad como Kent con el cabello largo, la ropa‑sucia o descalzos, merecen ser fusilados. " Pregunta: "¿El pelo largo justifica fusilar a una persona?" Madre: "Si. Tenemos que limpiar esta nación, y empezaremos con los que tienen el cabello largo.

Pregunta: "¿Estaría Ud. de acuerdo si fusilasen a uno de sus hijos solamente porque anda descalzo?"

Madre: Sí. "

Habla una madre después del tiroteo en Kent

Los días de, flower power habían pasado, los puercos estaban afuera paliando en el campo. "Estoy orgulloso que me llamen puerco. Significa orgullo, integridad y agallas ".

Ronald Reagan

A finales de los sesenta, el "pueblo" había regresado a las calles en todo el mundo occidental. De la pesadilla nacieron los sueños. En Francia, ‑el gobierno casi fue derribado por estudiantes anarquistas; en Holanda, los Provos ridiculizaron la política convencional; en Alemania Baader‑Meinhof (RAF) se vengaron de un Estado que todavía estaba manejado por viejos Nazis; en Estados Unidos, la paz se hizo más importante que la guerra; en Irlanda de Norte, los católicos marcharon reclamando derechos civiles; en Inglaterra, se "ocuparon" colegios y universidades, se tomaron embajadas. La gente en todo el mundo estaba exigiendo una vida sin miedo, un mundo sin guerra, estaba pidiendo una libertad de las autoridades que durante años la había desestimado casi como si no existiera. Durante demasiado tiempo, el sistema había tenido todo únicamente de su propia manera. Sin embargo, entre la gente se estaba evidenciando una antigua animosidad ‑ los intereses contrarios de anarquismo y socialismo.

Ignorando las diferencias, el movimiento para un cambio seguía. Anarquistas, socialistas, activistas, pacifistas, la clase trabajadora, la clase media, negros, blancos ‑ unidos por lo menos por una cosa, una causa común, un factor universal, una bandera compartida ‑ el buey rock'n roll.

A finales de los sesenta, con Woodstock en Estados Unidos y Glastonbury en Gran Bretaña, se creó una tradición con respecto a la música rock que se hizo parte de nuestra vida ‑ el festival libre. Música libre, espacio libre, mente libre; por los menos eso, como el "érase una vez", es como va el cuento de hadas.

Muchos de los choques entre las autoridades y 'el movimiento de los jóvenes a finales de los sesenta y principios de los setenta eran generalmente de una naturaleza política, no tanto las anárquicas demandas del individuo a tener el derecho de vivir su propia vida, sino más bien plataformas izquierdistas del descuento social. Los festivales libres eran celebraciones anarquistas de la libertad, en contrario a las marchas socialistas contra la opresión, y por lo tanto las autoridades se veían enfrentadas con un problema nuevo ‑ ¿cómo se puede lograr que la gente no se divierta? La solución fue la misma de sierre aplastarla

Windsor Par es uno de los numerosos jardines de Su Majestad, y cuando los hippies decidieron que era el lugar ideal para hacer un festival libre, ella no se mostró “muy contenta”.

Recordándolo parece una cosa increíble, pero yo recuerdo bien y, vv•uucntr 1,; S dos ocasiones.

En nuestro primer encuentro nos contó del Windsor Libre; siempre habíamos evitado ir a festivales, así que no sabíamos mucho de ellos. Phil nos dio una idea general de las historias y luego nos expuso en detalle sus ideas para el futuro. Entonces pasó a revelar su plan que a nosotros nos parecía algo ridículo. Quería reclamar Stonehenge (un lugar que él consideró sagrado para la gente y robado por el gobierno) y cambiarlo a ser un lugar para festivales libres, música libre, espacio libre, mentes libres; por lo menos eso, "y vivieron felices por siempre", es como va el cuesto de hadas.

Da pena ver que nada de esta "libertad" fue evidente cuando nosotros intentamos tocar en el Festival de Stonehenge diez años después. Desde la muerte de Phil había sido nuestro sueño tocar en el festival un día como una forma de conmemoración para él. En 1980 teníamos la banda y la oportunidad de hacerlo.

Nuestra presencia en Stonehenge atrajo ú vacíos centenares de punks para los q

ue la escena de festivales fue una novéd::id, y ellos en cambio atrajeron bastanté interés de varias facciones que por s: parte no sabían nada de punk. La atmósfera parecía relajada, y al ano& = r miles de personas se reunieron alrededor del escenario para escuchar la :uísica de la noche. De repente, y por ninguna razón obvia, un grupo de moto: ‑?latas asaltó el escenario, diciendo que no iban a tolerar a punks en "su fe‑ ‑Tval". Lo siguiente fue una de las experiencias más violentas y espantow‑ de nuestra vida. Los motociclistas, armados con botellas, cadenas y macare violentamente atacaron a cada punk que podían encontrar. No había a d de huir, toda la noche intentarnos protegernos a nosotros y a otros punk= :errorizados de su absurda violencia. Hubo gritos de horror cuando se llewrr~.1a gente a fuerza a la oscuridad para darles clases de paz y amor; no se poc~ salvar a nadie porque era imposible encontrar a alguien en medio de a,,::. !la noche más negra Mientras, el encuentro de hippíes en su mayoría, pe: : dos en 1a suave nube de su realidad drogada, ni se dieron cuenta de nuestro ó : íno.

Semanas después, una hoja informa a de los hippies defendió a los motociclistas, diciendo que se tratat;~ 3e un' grupo anarquista que bahía malentendido nuestros motivos ‑ ¿vaya r.,‑x. atendido! ¿Qué anarquistas!

Si Phil y los (rimeros Festivales de Stoiu. mge eran como nuestro primer flirteo c

on la caltnra hippy "real", éste te fue el último.

Los hippies llenos de sueños eran un f.: ¡ómeno de principios de los setenta, almas perdidas cuyos cerebros fueron de minados más por marihuana y ácido que por sentido comím. Generalmente eran bastante aburridos, parloteando sobre como "iban a ser" las cosas de una manera tan realista como por ejemplo describiría la nieve como va a hacer para sobrevivir un día de sol de verano. A pesar de todas sus ideas extrañas, Phil parecía ser diferente. Para él, las drogas no eran un medio para embriagarse, sino eran una comunión con una realidad de colores y. esperanza que él activamente regresaba a este mundo gris y desesperado. El usó las drogas con cuidado y creatividad y no para "escaparse", sino para ayudar a realizar "una manera de escapar".

A nosotros no se nos podría describir como hippies por muchas razones. Después de lo normal de experimentar un poco, rechazamos el uso de drogas porque sentimos que causan una confusión de ideas y en general dañan las relaciones en vez de contribuir a ellas.

Habíamos abierto nuestra casa en un tiempo cuando muchos otros estaban haciendo lo mismo. El llamado "movimiento de comunas" fue el resultado natural del deseo de gente como nosotros a crear vidas de cooperación, entendimiento y compartimento. Las viviendas individuales son una de las causas más obvias para la grave falta de casas, y vivir en comunas presenta un

a solución práctica del problema. Si pudiéramos aprender a compartir nuestras casas, tal vez podríamos aprender a compartir nuestro, mundo, y eso sería el primer paso hacia un estado de cordura.

La casa nunca fue un lugar para la gente a refugiarse en las drogas, más bien queríamos un lugar donde la gente pudiera entrar y darse cuenta que, teniendo su propio tiempo y b1i propio espacio, podrían crear sus propios propósitos y razones v, lo más importante, su propia vida. Queríamos ofrecer un espacio donde la gente pudiera ser algo que el sistema les impide ser‑ ellos mismos. En muchos aspectos nos encontrábamos más cercanos de las tradiciones anarquistas que de las hippies, pero inevitablemente había interacciones.

Compartimos el disgusto de Phil hacia la sociedad "convencional", una sociedad que da más valor a las cosas que a las personas, que respeta más la riqueza material que la sabiduría Respaldamos su visión de un mundo donde la gente recupere del Estado lo que les había robado el Estado. La ocupación de casas como acto político tier, e su origen en esta manera de pensar. ¿Porqué deberíamos pagar por lo que legítimamente es nuestro? ¿A quién pertenece este mun

do?

Tal vez la idea de ocupar Stonehenge no fue tan mala.

Phil siguió viniendo a la casa con nuevos planes. Nos contagió con su entusiasmo, y finalmente nos comprometimos a ayudarle en organizar el Primer Festival de Stonehengc, Solsticio de Verano, Junio del 74.

,Después el RcY Arlrro llamó en on: ttllcr, ":I acosan los paganos, los que asesinaron a nuestros antepasados, ahora va vanros hacia ellos... y cuando lleguemos, yo voy a ser el primero en empezar la lucha. ', , 'Brut' Layamon A principios de 1974 habíamos impreso miles de volantes y pósters anunciando el festival, y Phil había mandado cientos de invitaciones a tan diversas celebridades como el Papa, el Duque de Edimburgo, The Beatles, las azafatas de British Airways y los hippies de Kattnandú. Como se podía esperar, no muchos de los invitados llegaron en la fecha indicada, pero Phil estaba muy contento por que sí llegó un grupo variopinto de unos centenares de hippies.

Durante nueve semanas, Phil y los demás dispuestos a desafiar aquel verano de lluvia, se instalaron en el viejo monumento de piedras, observados can cada vez más confusión por los viejos guardas del monumento con sus caras de piedra.

El humo de los fuegos de leña se levantaba en el aire húmedo de la noche, hum

o gris frente a piedras grises.. Las flamas bailadoras iluminaban a los cuentistas que estaban sentados como manchas del arco iris en medio del paisaje plano, contando historias de cómo fue cuando se alumbró este fuego en este lugar, en este tiempo, en nuestra tierra.

"Nuestra generación es el mejor movimiento de masas en la historia experimentando con todo en nuestra búsqueda por amor y paz. Sabiduría, emoción, religión, la vida, verdad aunque nos lleve hacia nuestra muerte, por lo menos estamos intentando, todos juntos. Nuestro templo es el sonido, luchamos nuestras batallas con música, tambores como truenos, címbalos como rayos, baterías de equipo electrónico como misiles nucleares de sonido.

“Tenemos guitarras

en vez de armas”

Phil Russel, 1974.

Revolución rock n’ roll, en la mañana, en la noche, seguía la plática, bajaba la lluvia, y si este año nada más había una vieja grabadora medio estropeada para poner la música, el año próximo eso iba a ser mejorado.

Finalmente, el Departamento de Medio Ambiente, guardas de los viejos guardas del monumento con sus caras de piedra, les llevaron a los "Wallies de Stonehenge" la orden de retirarse de la propiedad gubernamental‑ Los diversos habitantes del campamento se pusieron de acuerdo a sólo responder al nombre de Wally en caso de; intervención por parte de las autoridades; el nombre tenía su origen en un perro perdido y buscado mucho después del Festival de la Isla de Wight hacía muchos años. Las citaciones ridículas contra Phil Watly, Sid WaIIy, Chris Wally etc. ea gran escala crearon el ambiente para el absurdo juicio que siguió en la Suprema Corte de Londres.

La prensa sensacionalista estaba encantada, no había sucedido ningún a

sesinato, ninguna violación, guerra o catástrofe "natural" adecuadamente desagradable, así que los Wallies, con su líder Phil Wally Hope, fueron hechos las estrellas "desechables" de esa semana. Cada día aparecían los héroes sonrientes en las páginas de los periódicos, mostrando señales de paz y predicando el poder del ', amor, al' lado de las tetas y los culos dei día, un viejo mensaje en un nuevo i entorno.

Perdido su caso y con la orden de abandonar inmediatamente el terreno, Wally Hope salió de la sala del GibunaL radiante de alegría, para presentarse ante los periodistas esperando, para anunciar, "Ganamos, ganamos. Todos nos aman, ganamos. " Todos estaban, si no enamorados de él, entonces seguramente confundidos por Wall}~ y su declaración. Al final de cuentas, por un día o dos, los Wallies habían aumentado las ventas‑ Y en cierta manera sí habían ganado, hablan avanzado, pero siempre viene otro año y había nacido aria tradición. Y en cierta manera sí habían ganado, pero al sistema no le gusta si se burlan de él; la tradición se hizo ahora uno de los únicos y más grandes festivales libres anuales. Así que, en cierta manera, sí habían ganado, pero Watly Hope había lesionado al sistema v el sistema no lo iba a dejar salir impune de eso otra vez.

En su retiro, las W`allies se fueron a Windsor. Aquel año, el festival había atraído más gente que nunca Miles v miles de personas habían llegado para asegurarse de que Su Majestad siguiera descontenta, y ella, por su parte, estaba esperando con una presencia masiva de policía. Hubo tensiones entre las dos facciones desde el principio, y finalmente estalló la situación cuando tuzü madrugada la policía realizó un cruel asalto a los visitantes dormidos del festival. Cientos de 7~~‑rsonas sufrieron heridas cuando la policía atacó al azar y brutalmente a todos los que tenían la mala suerte de estar en su camino. La gente fue quitada de sus casas de campaña a la fuerza para sPrviries un desayuno de botas y abuso. Los Inippies, protestando, fueron llevados a las camionetas de la policía que estaban allí esperando para ser insultados, intimidados y golpeados.

Los medios fingieron estar escandalizados, y el gobierno encargó una investigación pública, lo cual no contribuyó mucho a mejorar la condición de cientos de personas heridas.

Las investieaciones Lubernamentaies con frecuencia tienen el propósito a hacerle creer al público que se está haciendo algo bueno con respecto a situaciones donde se vio al sistema saltarse las reglas. Estos gestos les permiten a las autoridades cometer crímenes fatales contra la gente sin tener que temer f~1fCC'iltaC. Fcta t:ícaicsl ¡la sido ILG'1(h1 CIl Cf1C(1S dc vir,lalcioncs milítrirca y puliciur:us en t3cllást, linxtun, etc.; violaciones del medio ambiente como los escapes mortales de radiación en plantas nucleares como Windscale en

Cumbria; órdenes adquisitivas obligatorias, robo oficial, de tierra para hacer autopistas, aeropuertos y más plantas nucleares, las cuales tienen su principal importancia para los planos gubcrnamentalcx eco caso de una kucmi nuclcar y no en servir al público en general; otros "errores" cocho la corrupción de oficiales de gobierno, el abuso de presos en las cárceles y en tos hospitales psiquiátricos, !a violencia de los maestros en las escuelas, cuando sea, de hecho, las autoridades necesitan un encubrimiento para sus actividades.

Los del gobierno saben muy bien que ellos mismos y las autoridades a las cuales les dan poder diariamente cometen crímenes contra el público, y aun, si no son expuestos por este público que con razón debería temer por su propio bienestar, no se hace nada.

Los casos en los que el público se da cuenta del comportuniento injustificable de las autoridades, el gobierno alma su propia investigación para "aclarar" el asunto. "Parece" que algo está pasando, y la mayoría crédula, silenciosa y violenta se queda satisfecha de que "se haya hecho justicia". La verdad, sin embargo, es que el gobierno no habrá hecho nada aparte de producir unos Papeles Blancos que casi nadie vá a leer nunca y nadie se va a dar ea~ de ellos. Mientras tanto continúan los "crímenes oficiales", sin obstáculo alguno.

Wally Hope regresó de Windsor magullado y deprimido. Otra vez había bailado en medio de los muchachos vestidos de azul en un vano intento de calmarlos con su humor y su amor ‑ le dieron una paliza en cambio a sus esfuerzos.

"Vi como la policía se llevó a la fuera a un joven muchacho, golpeándolo y pateándolo, vi como golpearon a una mujer embarcada en la panza y a un chico pequeño en la cara. En todos ladres los policías estaban atacando ala gente. Le pregunté a un policía que apenas había tirada a golpes los dientes de una mujer, y le pregunté por qué lo había hecho, me contestó que me largara, si no me iba a pasar lo mismo. Más tarde, me pasó lo mismo. "

Wally Hope, después de que terminó la fiesta.

Poco a poco íbamos aprendiendo. Los días del flovver power (poder de la flor) habían pasado, los puercos estaban afuera pastando en el campo. Nuestros padres, o por lo menos sus servidores públicos, son nuestros primeros opresores. Las margaritas ... se las estaban comiendo. La pesadilla se hizo realidad.

"¿Dónde están hoy las numerosas y poderosas tribus de nuestra gente? Han desaparecido ante la avaricia y la opresión del Hombre Blanco, como la nieve ante el sol de verano. "

Jefe Indio

Parece que las cosas no cambian mucho. lo deberíamos haber sabido. Poco poco estábamos aprendiendo.

En el invierno de aquel año Wally empezó a preparar el segundo Festival de Stonehenge: pósters, volantes, invitaciones. Esta vez ya podía contar con el cuestionable éxito del primer festival, así que fue más fácil. Pasar la palabra siempre ha sido un instnunento poderoso del underground, y la gente ya estaba planeando qué iba a hacer para que funcionara.

Wally pasó la mayoría del tiempo en los primeros dos meses del 75 repartiendo volantes en y alrededor de Londres. Vistiendo su `uniforme de combate", una mezcla extraña de ropa de ejército del Medio Oriente y tartanes escoceses y manejando su carro pintado con rayas de arco iris con un tipi indio entero encima, una casa de campaña de varios postes, atada en la azotea, daba una imagen evidente y colorida, una imagen que los más grises que él en apariencia y pensamiento seguramente no se podían perder. En mayo salió de nuestra casa en Cornwall; habíamos hacho lo más posible para preparar el festival, y Wally quería descansar un tiempo en sir tipí hasta que empezara. El día de la, salida hacía un buen calor; estábamos sentados en el jardín tomando té, cuairdo Watly, alabando el sol de oro, nos dio una serenata a nosotros y a aquel, con un espectáculo salvaje en sus tambores tribales. Estaba sano, feliz y lleno de confidencia que esta vez iba a ganar de nuevo.

Cuando el carro de los colores del arco iris se alejaba de nuestra casa, Waüy se asomó por la ventana y despidió un grito enorme, algo en medio de un grito de guerra de los indios y las palabras "libertad y paz", ya estaba demasiado lejos para entenderlo bien.

La siguiente vez que lo vimos, como un mes después, había perdido unos 6 0 7 Idlos de peso, su piel era de color blanco y desagradablemente hinchada, estaba débil, nervioso y casi incapaz de hablar. Estaba sentado con su cabeza coleada de su cuello, su lengua estaba dando vueltas en sus labios como si estuviera buscando la cara de 1a que antes había formado parte. Sus ojos, llenos de lágrimas, se estaban hundiendo en su cara, sin brillo y muertos, en su‑cráneo como una extraña máscara de Halloween. Sus manos temblaban constantemente coma las de un hombre viejo en un día frío de invierno. El sol que alababa se había nublado para él, no podía aguantar ni su luz ni su calor. De vez en cuando echaba vistazos dolorosos e involuntarios alrededor del jardín encerrado por muros en el que estábamos sentados. Nuestros ojos seguían los suyos, y siempre se encontraban con otros ojos más siniestros que nos estaban observando desde más allá de las líneas perfectas del pasto verde cortado cuidadosamente. Wally Hope era preso en uno de los hospitales psiquiátricos de Su Majestad, un hombre con ningún futuro mas el de ellos. Esta vez él no estaba ganando.

Pocos días después de que nos había dejado, detuvieron a Wally por la posesión de tres ácidos. La policía había armado una redada en la casa en la que se estaba quedando por la noche, diciendo que andaban buscando a un desertor del ejército. Por pura coincidencia, mientras estaban buscando, decidieron, por ninguna razón obvia, revisar los bolsillos de la charrana de Wally. Por supuesto no se habían dado cuenta del carro de colores del arco iris aparcado afuera, ni tampoco sabían que el dueño de la chamarra era el higpy anarquista sonriente que apenas el año pasado había dejado en ridículo a la Corte, o que era el mismo carácter de colores que había repartido volantes sobre Stonehenge 2 en las calles de Londres apenas hacía un par de días. La policía no se da cuenta de cosas como éstas, al final de cuentas su trabajo es encontrar a ficticios desertores del ejército.

Mientras la mayoría de la gente hubiera recibido un largo sermón de los policías y una pequeña multa, a Wally le negaron fianza alguna y lo metieron en prisión preventiva No le concedieron acceso al teléfono o a materiales para escribir, así que no tenía posibilidad alguna de, avisar a la gente afuera de lo que le había pasado. La gente de la casa en la qué le detuvieron no ayudaron, probablemente porque temían un tratamiento, similar por paste de las autoridades. Él quedó solo y bastante mal preparado para lo que le iba a pasar.

Después de varios días en la cárcel apareció quejándose de que la ropa de cárcel .rae debía vestir le daba salpullido. En vez de simplemente permitirle vestir su propia rapa, la alcalde, seguramente experta en los asuntos medicinales, le , mandó con el médico de la cárcel que, en su sabiduría infinita, no tenía ningún problema de diagnosticar "esquizofrenia".

"Sólo porque dicen que estás paranoico, no significa que no te están persiguiendo. "Un testigo hippie desconocido".

Desde el principio de los tiempos, las enfermedades mentales han sido una arma poderosa contra los que buscan o manejan cambios sociales. Muchas de las definiciones de "locura" son falsos inventos que ayudan a las autoridades a excluir a los que se atreven a cuestionar su realidad‑ Términos como esquizofrenia, neurótico o paranoico no significan nada más que lo que un individuo particular, o no tan particular‑‑‑ quiere que signifiquen. No hay evidencia física para ninguna de estas "condiciones": Las definiciones varían de un psiquiatra a otro, y dependiendo de lo que se considera indeseable o subversivo, son totalmente diferentes de un país a otro. Por estos estándares variados aumentan las chances de ser diagnosticado esquizofrénico en Estados Unidos comparado cuan Gran Bretaña, lo cual llevó a un psiquiatra a concluir que la mejor cura pian muchos pacientes mentales en EU sería viajar a Gran Bretaña. La etiqueta de "enfermedad mental" es un método de tratar con individuos, desde familiares no deseados hasta críticos sociales, que están considerados "molestias" y "alborotadores" por no aceptar las condiciones que les imponen personas de fuera.

Los trabajos de los psicólogos, notablemente Freud, Jung y la escuela de perversos que siguen sus enseñanzas, aislando "estados mentales" y definiendo algunos da ellos como "estados de locura" han excluido todos tipos de desarrollo posible de la manera en que vemos, o podríamos ver, nuestra realidad. Si se permitiera a la gente a aprender de las experiencias de su llamada "locura" en vez de castigarlos por eso, se podría realizar nuevas formas de pensamiento, crear nuevas perspectivas y lograr nuevos horizontes. ¿De qué otra manera ha crecido y desarrollado la mente humana? Casi todos los avances mayores en la sociedad han sido realizados por personas que son criticadas, ridiculizadas, y muchas veces castigadas en su tiempo, sólo para ser celebradas como "grandes pensadores" años después de su muerte. Al hacerse más controlable la salud mental y fiaren con drogas y cirugías, nos estamos acercando . a un mundo de . unos Señores y Señoras Normales, mutilados y químicamente ‑procesados, cuyo único propósito en la vida es de estúpidamente servir al sistema; no habrá más progreso, y los cabrones habrán ganado su batalla contra el espíritu humano.

Una vez etiquetado de "loco", un paciente puede llegar a ser víctima de una serie de torturas horrorosas, llamadas "curas" por el Servicio Nacional de Salud.

Les con cinturones y arreos, camisas de fuerza, así que sus cuerpos quedan morados y sus espíritus derrotados. Los encierran en celdas

acolchonadas para que e1 sonido de su propio corazón y el olor de su propia mierda los llevan a ser como animales pasivos. Les obligan a tomar drogas que les cambian en unos zombis parecidos a robots. Un efecto secundario común de un tratamiento a largo plazo es la grave hinchazón de la lengua; la única cura efectiva es la cirugía ‑ cortan la lengua ‑ ¿hay mejores métodos para silenciar a1 profeta? Les dan electrochoques en la cabeza que les dejan sin orientación y memoria. ECT, terapia electroconvulsiva, es una idea que proviene de los mataderos donde se atontan los puercos con una similar forma de tratamiento antes de matarlos; ECT es una forma primitiva de castigo que tiene más tradición con los cazadores de brujas que con la ciencia. La última "cura", la hazaña de la profesión psiquiátrica, es la lobotomía. A los víctimas de esta broma obscena práctica les meten cuchillos en la cabeza que se menean a1 azar,

así que partes de su cerebro quedan hechas carne picada.

Los cirujanos que hacen estas operaciones no tienen idea de lo que hacen; el cerebro es un objeto increíblemente delicado sobre el cual no se sabe mucho todavía; sin embargo estos carniceros se sienten calificados para meter cuchillos en las cabezas de la gente, creyendo que están ha~ "servicios científicos".

Muchos de los pacientes que reciben este tipo de tratamiento mueren por él; los que sobreviven ya no pueden esperar recuperarse del estado de carencia de sentido que se les han impuesto deliberadamente.

Diario se están realizando experimentos asquerosos en animales y seres humanos en el nombre del "progreso médico"; no hay manera de expresar qué horrorosas nuevas formas de u‑atamiento están siendo inventadas para nosotros en miles de laboratorios en todo el país. En la Alemania de los Nazis, las empresas farmacéuticas usaron los presos en los campos de muerte como "conejillos de Indias" para sus nuevos productos. Hoy en día, las empresas farmacéuticas, que en algunos casos son las mismas todavía, usan a los presos en ¡as cárceles y en hospitales para e1 mismo propósito.

Pacientes mentales siempre son víctimas de la ignorancia del Estado y del ,W blíco en general, y por eso, tal vez, son los más oprimidos del mundo. En cada sociedad hay miles y miles de personas encerradas en asilos sólo por cuestionar los valores impuestos: disidentes excluidos por la etiqueta de locura y silenciados por la cura., en muchós.casos para siempre: A Wally le recetaron dosis masivas de una droga llamada Largactil, la cual le obligaron a tomar, muchas veces de manera física y violenta. Drogas cómo !.argactil se usan en gran escala no solamente en hospitales sino también en cárceles, donde su uso "oficialmente" está prohibido. El "tratamiento" del doctor de la cárcel para la "esquizofrenia" le dejó a Wally en un estado de incapacidad, y cuando le volvieron a llevar a la Corte, él estaba envuelto tanto física como mentainente en una camisa de fuerza de drogas que no estaba para nada capaz de entender la que estaba pasando, dejado sola para oinecer cualquier forma de defensa para él mismo.

Finamente nos liep‑aron noticias de iñ~allv en forma de una carta casi incomprensible que parecía ser escrita por yun niño de cinco años. En ese entonces le habían sacado de la cárcel, llevado ante la Corte e "ingresado" bajo la Ley de Salud Mental de 1959 e internado por tiempo indefinido a un hospital mental.

Ingresar a fuerza, es decir la hospitalización obligatoria‑ es un método aplicado por las autoridades para encarcelar a cualquier persona que fue declarada "loca" por dos médicos. Por supuesto no es muy difícil encontrar médicos dispuestos, como las cárceles están acribillados con tipos peligrosos de los que han caído hasta le m:ía bajo de su profesión y eMrúi listos 1 hacer cl favor.

Una vez ingresado, el paciente pierde todos los derechos humanos "normales", se le puede tratar de cualquier manera que proponen los médicos, y como es casi imposible apelar la sentencia de la Corte, no hay chvicc tic tcr liberado hasta que los mismos médicos decidan que el paciente ha sido "curado".

Hace poco, Gran Bretaña fue obligada por la Corte Europea de Derechos Humanos a permitir a los pacientes, presos, el derecho a apelar la hospitalización obligatoria. Aunque esto pueda aparecer como mejoramiento comparado con lo que existía en los tiempos de Wally, los pacientes tienen que esperar todavía seis meses hasta que se escuche su apelación, y en ese tiempo, como en el caso de Wally, suelen ser tan incapacitados por el tratamiento recibido que no pueden tratar con la apelación para nada El ingreso forzado permite al Estado llevarse a cualquiera de las calles y encarcelarlo, por tiempo indefinido, sin haber cometido ningún crimen; permite al Estado por ley torturar a los presos sin temer ninguna consecuencia.

La hospitalización obligatoria es la última arma de nuestro Estado opresivo, un horroroso recordatorio del punto al que llega el sistema en controlar al individuo. Mientras la bomba es una amenaza comunal, el ingreso forzado viola los conceptos de los "derechos humanos" en su amenaza directa a la libertad del pensamiento y la acción de la persona.

Cundo supimos de lo que le había pasado a Wally, estábamos seguros que esta experiencia le iba a destruir; de hecho, algunos de nosotros estábamos convencidos que destruirlo era la intención de las autoridades. inevitablemente, unas personas más liberales nos aseguraron que "sólo estábamos paranoicos con respecto a las intenciones del Estado"; estos mismos liberales dicen lo mismo sobre cualquier horror de la moderna sociedad tecnológica, desde la bomba hasta los sistemas de computadoras, a los cuales temen a enfrentarse en esta sociedad y en ellos mismos. Paranoicos o no, intentamos, primero legalmente y luego ilegalmente a asegurar la liberación de Wally. Todos nuestros intentos fracasaron.

Pasamos días hablando por teléfono, intentando a contactar a gente que pensamos que nos podría ayudar o aconsejar. La ayuda mejor y más compasiva encontramos en organizaciones tomó Releerse y BIT, grupos clandestinos, algunos de los cuales todavía hoy en día están ayudando a la gente con todo tipo de problemas, desde viviendas hasta detenciones. Los criticones de la "generación hipp5~" no se deberían olvidar del hecho que la mayoría de esas organizaciones, incluso librerías, imprentas, tiendas de comida, cafés, locales cte. alternativos todavía están manejados, a beneficio de todos nosotros, por estos calamos hippies; rol vez viejas, pero gracias a los grandes esfuerzas de machos a "darle chance a la esperanza" no aburridos.

Nos dimos cuenta que apelar era casi imposible y que siguiendo las procedimientos "normales" nos tardaríamos meses y entonces iba a ser demasiado tarde. Conuutamos a un abogado para actuar por Wally, pero el hospital le impidió cualquier contacto can Waliy; las cartas no llegaban nunca y era imposible contactarlo por teléfono. El "paciente" siempre estaba "descansando", y los mensajes le fueron transmitidos incorrectamente.

Cuando intentamos visitar a Wally en el hospital nos dijeron que solamente le podrían ver sus familiares más cercanos. Su padre había muerto y su madre y hermana estaban lejos y no querían tener nada qne ver con él. Esperando que el personal supiera poco de sus circunstancias familiares, una de nosotros finalmente ganó acceso al hospital, haciéndose pasar por la hermana de Wally. La meta de esta visita, aparte de simplemente querer ver a Wally, fue planificar la manera de secuestrarlo para llevarlo a un lugar donde púdiera recuperarse de su mala experiencia.

Cuando lo visitamos la segunda vez, dos de nosotros conseguimos vedo sin causar sospechas. Esperamos llevar a cabo el plan de secuestro, pero lo encontramos en tan malas condiciones que decidimos que le podría hacer daño si tuviera que tratar con los movimientos que habíamos planeado.

En ese tiempo nadie de nosotros nos dimos cuenta que su condición fue el resultado directo del tratamiento que recibía y no se trataba de los "síntomas" de una enfermedad mental. Estas medio‑personas tristes qae~se ven a través de las verjas de cualquier hospital mental son así no por la enfermedad que supuestamente tienen, sino por los tratamientos a los que están expuestos. El estereotipo social del loco vistiendo su impermeable gris es una torsión de mal gusto que pertenece más a las películas de la serie B que a una sociedad civilizada. El estereotipo es uno que es impuesto, quirúrgica o químicamente, al "paciente" cuya "apariencia imbécil e inánime" está siendo usada por el mismo sistema para "comprobar" la "enfermedad" del paciente.

Desde su ingreso en el hospital, Walty había recibido pastillas para "curar su enfermedad" e inyecciones para contrarrestar los efectos secundarios de las pastillas. Por supuesto había escondido las pastillas bajo su Lengua y las había escupido después. Las inyecciones no se podía evitar, la mayoría del personal del hospital eran hombres y mucho más fuertes que Wally, así que sus rechazos corteses no tenían nada de efecto, pero de todos modos, como eran para curar los efectos secundarios, no importaban tanto. Lo que no sabíamos ni él ni nosotros era que el personal del hospital le estaba mintiendo a propósito sobre cuál "medicina" era cuál, con el resultado que las inyecciones, de las cuales recibía dosis mucho más altas que las recomendadas par los fabricantes, creaban unos efectos secundarios cada vez más graves que no se atendían. El personal debería notar que algo estiba mal, mente se dieron cuenta que Wally escupía las pastillas, pero eso, después de todo, era parte de su "cura" ‑ estaban haciendo un regreso mental .carente de sentido de él.

Mientras Stonehengc 2 tuvo lugar. Ese año llegaron miles de personas, y. por más de dos semanas las autoridades no podían parar e1 festival. Fuegos de leña, 101 casas se campaña y tipis, puestos de comida libre, escenarios y bandas, música y magia Banderas en el aire y cometas volando. Niños desnudos jugaban en los bosques, pequeños Robín Hoods celebrando su pobreza material. Los perros formaban bandas ladrando y robando palitos de las innumerables pilas de leña y después los desechaban, como bultos ondulantes de pelaje. Dos tiernos caballos, atados en un árbol, miraban en silencio las festividades a través de la luz moteada que bailaba por sus cuerpos. Hombres viejos con barbas largas estaban sentados en tocones de árboles, murmurando oraciones a sus dioses personales. Pequeños grupos de personas atendían los fuegos humeantes sobre los cuales borboteaban ollas y se cocían panes, mezclándose los distintos olores en el aire caliente. Grupos de gente musculosa se iban en búsqueda de leña y agua, siempre acompañados por niños riéndose e imitándoles. En todos lados había cantos y bailes. Flautas indias ondulaban dibujos extraños de sonido alrededor del canto de los pájaros presente en cada momento. El ritmo de los tambores resonó el hueco ruido sordo de las hachas en la madera. Viejos amigos se encontraban con nuevos, manos se tocaban.; cuerpos ­se entrelazaban, mentes se expandían y, en un pequeño lugar en la tierra, el amor y la paz se hacían realidad. Solamente a unos quince kilómetros de allí se encontraba Wally Hope, el hombre que con su visión y su trabajo duro había hecho posible esta realidad, ahora lleno de veneno en la oscuridad de su celda hospital.

Unos días después de que los últimos se habían ido del lugar del festival, Wally fue dejado libre, de repente. Los hombres grises habían mantenido a distancia al guerrero hippie sonriente y bronceado de su festival, y ahora, terminada la cura, echaron a una ruina nerviosa a sus calles grises.

Wally tardó dos días en manejar su carro de colores del arco iris del hospital a nuestra casa. 100 kilómetros en dos días, dos días de horror. No podía manejar durante mucho tiempo y tenía que parar por horas enteras para recuperar la confianza. Nadie sabía de su liberación y él, tal vez para restablecer una manera de dignidad para él mismo, estaba decidido a hacerlo sólo. Cuando por fin llegó a nuestra casa, estaba en peores condiciones que cuando lo habíamos visto en el hospital; casi no podía caminar y la más simple tarea era imposible para él. Fue totalmente increíble que había sido capaz de manejar estos 100 kilómetros en realidad. A esta pálida sombra de la persona que antes habíamos conocido le causaba dolor sentarse en el sol, su cara y sus manos se hincharían hasta deformarse. El sol que había alabado antes, ahora era oscuridad para él. En las noches se acostaba a llorar, sollozos silenciosos y desesperados que seguían hasta el amanecer, cuando por fin se dormía Parecía que nana le podía ayudar a me~ de su condición fatal. Tratamos de enseñarle a caminar bien de nuevo, pero él estaba incapaz de coordine y su braza izquierdo giraba por adelante con su pierna izquierda, su derecho con su derecha. A veces podíamos reímos de todo esto, pero la risa siempre daba camino a las lágrimas. No entendíamos, y teníamos miedo.

Al final, de desesperación le llevamos con un médico amigo de nosotros quien diagnosticó su condición como "diskinesia crónica", una enfermedad causada por sobredosis de Modecate y otras drogas parecidas. Habían hecho un repollo de Wally, y lo peor, no había cura.

Poco a poco, la comprensión que estaba condenado a vivir en un entre‑mundo de idiotez inducida por drogas encontró el camino a lo que quedó del cerebro de Wally. El 3 de Diciembre de 1975, incapaz de aguantar otro día y tal vez esperando que la muerte le pudiera ofrecer más de lo que le quedaba en la vida, Wally Hope tomó una sobredosis de somníferos y murió asfixiado por el vómito que causaron.

En el tiempo relativamente corto que pasamos en este mundo tal vez tenemos contacto con miles de personas con las que compartimos poco más que medias sonrisas y conversaciones corteses: Con suerte encontramos una* en medio de estas mil caras que realmente nos responde más allá de las formalidades previsibles. Hay pocos amigos verdaderos, es difícil lograr un verdadero entendimiento entre personas, y cuando se logra es la experiencia más cosa de todas las experiencias humanas.

Yo he tenido la suerte de formar parte de un grupo de personas que considero amigos y con las que comparto un sentido de realidad y trabajo hacia una visión compartida del futuro. He encontrado a muchas personas cuyo único objetivo, por su cinismo y su falta de propósito, parece ser impedir a gente como nosotros expresar nuestro propio sentido de nuestra propia vida; veo en gente como esa las sombras oscuras que hacen que nuestro mundo sea tan pálido.

Wally era un genio, no puedo fingir haberle querido por completo, era demasiado exigente para ser querido, pero le amaba. Era el carácter más lleno de colones que había conocido en mi vida, una persona que ‑tenía un sentido profundo de destino y ningún miedo para nada a luchar por él. Si los amigos son difíciles de encontrar, personas como Wally son menos frecuentes aún. No creo que vaya a encontrar a alguien como él otra vez; era mágico, misterioso, visionario, y me demostró más sobre el significado de la vida de lo que todos los grises radies de siempre no podrían esperar a hacer nunca. Wally era un individuo, pura energía, una gran luz plateada brillando en la oscuridad, quien, por ser amable, tierno y cariñoso, les parecía como amenaza a esa gente gris, una amenaza que según ellos dw.bía ser desunida. Wally no estaba demente, no estaba loco, no chiflado, era un ser humano que no quería ser obligado a aceptar el mund gris que según ellos ‑es todo lo que. debemos espem en la vida‑ El quería..más y se atrevía a lograrlo. No entendía porqué tenemos que vivir como enemigos unos y otros. El creía, como muchos anarquistas, que la gente en el fondo es amable y buena y que son las restricciones y limitaciones que le imponwi, muchas veces violciriumcmc, los sistemas dcsprwcupndos, quc crr.lul cl mal.

"¿Qué es malo pero bueno, torturado por su propia hambre y sed? "

Phil Russel, 1974.

Wally Hope tenía la fuerza y el valor de atenerse a sus principios, pero como nosotros estaba muy mal informado del funcionamiento del Estado. Reclamó el derecho de vivir su propia vida y fue enfrentado con dura resistencia. Fue asesinado por un sistema que cree "saberlo mejor". Opresión de izquierda en Polonia y opresión de derecha en Irlanda de Norte, ¿cuál es la diferencia?

Los cárceles y los hospitales psiquiátricos del mundo están llenos de gente que no hizo nada más que no estar de acuerda con las aceptadas "normas" del Estado en el que les toca vivir. Los disidentes rusos son los héroes estadounidenses, los disidentes estadounidenses son los héroes rusos; la olla simplemente se pone más negra. Para vencer al opresor tenemos que conocer sus medios, si no fracasamos, como Wally, acallado por su puño.

Wally buscaba la paz y la creatividad como alternativa a la guerra y la destrucción. Era anarquista, pacifista, y sobre todo individualista, pero por los tiempos en los que le tocó vivir ingenuamente;, y morir ingenuamente, lo etiquetaron `hippie'.

El oficial policíaca responsable por la investigación de la muerte de WalIy lo denegó con una frase sarcástica, "Se creyó Jesús Cristo, ¿no es cierto? " De ninguna manera Wally se consideró algo así, pero concluyendo de la manera cómo le trató el Estado, parece que ellos lo creían. El mismo inspector de policía aseguró haber entrevistado a fondo a toda la gente en contacto con Wally desde su detención hasta la hora de su muerte. Aunque habíamos visitado a Wally dos veces en hospital y luego se quedó con nosotros por unas dos semanas, este guardián de 1a ley ni una vez se había puesto en contacto con nosotros. Los pocos testigos que convocaron obviamente habían sido elegidos con mucho eazidado para "ser conformistas con la línea oficial". Uno de ellos era uno de los médicos responsable por el tratamiento de Wally. En su declaración dijo una mentira tras otra y luego, en vez do exporjalo a la posible vde un ntw~rio, el juez de instrucción le dijo que no debería perder su Crea asiento can la guiño del ojo.

La corte pasó el veredicto de suicidio sin ninguna referencia a ese harto horroroso que había sitio su causa inmediata. Protestamos de atrás del tribunal en voz alta ‑ los hombres grises simplemente nos contestaron con sonrisas burlonas.

La muerte de Wally y la manera engañosa en la que las autoridades se ocuparon de ella nos llevaron a pasar el siguiente año haciendo nuestras propias investigaciones sobre lo que había pasado verdaderamente desde que nos dejó aquel día caliente ea mayo. Las informaciones que obtuvimos nos convencieron que lo que había pasado no era un accidente. El Estado había intentado a destruir el espíritu de Wally, si no su vida, porque él era un peligro, una amenaza sin miedo a la que esperaban poder destruir sin causar mucho desconcierto.

La historia era una pesadilla, una horrorosa red de engaño, corrupción y crueldad. Wally había sido tratado con mucho desprecio, por parta; de los policías que lo detuvieron, la Corte le había condenado y la cárcel y el hospital lo retenían en prisión. Nuestras investigaciones nos llevaron lejos del caso de Wally; al tratar de descubrir la verdad de cualquier situación; se nos presentaba un sinnúmero de nuevas pistas y direcciones para seguir. Caíamos más y más ea un mundo de mentiras, violencia, avaricia y miedo. Nadie de nosotros estaba preparado para lo que descubrimos, el mundo de repente se sentía como un lugar muy pequeño y oscuro.

Encontramos evidencias de encubrimientos de asesinatos, de enlaces entre la policía y el submundo del hampa, de detenciones ilegales y encarcelamiento basado en acusaciones inventadas y evidencia falsa Nos enteramos de abusos horrorosos, físicos y mentales, de presos en cárceles y hospitales psiquiátricos; médicos que conscientemente prescribían lo qué ascendía a equivaler a veneno, que no podían ver los moretones causados por la cortesía de los oficiales de Su Majestad en el cuerpo de un preso ‑ se ruega a alcaldes y policías en interrogación pegar bajo la cabeza donde los familiares que vienen a visitar no pueden ver los moretones. Nos enteramos de alcaldes que, para entretenerse, ponían a los presos unos contra otros y daban ayudas en cambio de material y favores sexuales. Nos enteramos de que había personal en los hospitales que a propósito daban otros medicamentos a los pacientes sólo "para ver que pasa"; quienes, para divertirse, amarraban a pacientes en sus camas y los torturaban. El discurso oficial que el propósito de las cárceles era "reformar' y de los hospitales psiquiátricos fuera "curar" es un engaño total ‑ el propósito es "ces"; ando, cartel y simple ‑ .

Más allá del mundo de policías, coros, cárceles y asilos nos encontramos con el mundo afuera, tal vez aun más repugnante. En este mando, la gente respetable, indigente y segura trabaja todos las días para mantener la mentira. Saben del abuso y de la crueldad, saben de las mentiras y la corrupción, saben de la completa falsedad de la realidad en la que viven, pero no se atreven a ponerse en contra de eso porque ya han invertido tuneo de sus vidas en eso que sería cono ponerse en contra de ellos mismos, así que se quedan callados ‑ la mayoría callada y violenta.

Debajo de las superficies brillantes del pelo bien peinado y las nylon rectas, de los carros brillantes y las cocinas lavadas, de ir al bar los viernes y a veces a misa los domingos, de la familia bien planeada y el futuro aun mejor planeado, de la abundancia y la seguridad, del poder y el esplendor, están los verdaderos fascistas. Saben, pero se quedan callados.

"Primero vinieron por los judíos y me quedé callado ‑ porque no era judío.

Luego vinieron por los comunistas y me quedé callado ‑ porque no era comunista. Luego vinieron por los sindicalistas y me quedé callado ‑porque no era sindicalista. Luego vinieron por mi ‑ y ya no quedó nadie para hablar en mi favor"

Pastor Niemoeller, víctima de los Nazis

Se quedan callados cuando se rompen las ventanas de la casa de enfrente y se llenan los muros con abusos racistas. Callados cuando en la noche escuchan los pasos y los golpes en las puertas y los sollozos de los de adentro. Ahora, tal vez, un susurro, un susurro más silencioso, "Son judíos, sabes" ‑ o católicos, hindúes, pakistaníes, indios, árabes, chinos, irlandeses, gitanos, homosexuales, lisiados, o cualquier grupo minoritario, en cualquier sociedad, en cualquier labor ‑ sólo lo susurran una vez antes de que el calor de su edredón continental tranquiliza su culpa casi accidental. Otea vez callados cuando escuchan como se los llevan en la oscuridad. Callados cuando escuchan, en las frías neblinas de la mañana, como pasan los camiones de ganado. Y cuando escuchan de los hoyos de muerte, de los potros, de los hornos, los miles que han muerto y los miles que están muriendo ‑ se quedan callados. Porque la seguridad es su dios y la conformidad es su amante, se quedan callados. Contra toda evidencia, contra todo lo que saben, se quedan callados, porque la convicción se los ordena. Silencio, seguridad, conformidad y convicción ‑ las raíces del fascismo. Su silencio es su parte en la violencia, una enorme y poderosa, callada voz de aprobación ‑ la voz del fascismo.

No es el Frente Nacional del Movimiento Británico que representa una amerara de la derecha; ellos, como los dinosaurios, son puro cuerpo y nada de cerebro y por eso van a quedar extintos. Es el "público general" con su voluntad de inclinarse ante la autoridad el que representa la "verdadera" amenaza fascista. El fascismo se encuentra tanto en los corazones de la gente que en las mentes de su.. potenciales líderes.

Las voces calladas a veces hacían nuestras investigaciones casi imposibles. La mayoría respetable estaba demasiado preocupada por su propia seguridad como para arriesgarse a enojar a las autoridades con decimos lo que sabían. Sabían y sabíamos que sabían, pero eso no cambió nada ‑ se quedaron callados.

De la enorme fila de documentación que salió de nuestra investigación, compilamos un largo libro sobre la vida y muerte de Wally Hope. Durante las investigaciones recibimos amenazas de muerte por diferentes fuentes y varias veces nos visitó la policía para informamos que sabían lo que sabíamos y que querían ... que nos quedamos callados.

Nos sentimos solos y vulnerables. Al final se nos fueron los nervios, y una bonita mañana de primavera, un año y medio después de la muerte de Wally, echarnos el libro y casi toda la documentación en una hoguera y nos quedamos mirando las flamas brincar hacia e1 cielo azul perfecto. Phil Russel había muerto.

Como casi toda la documentación que teníamos de Phil ‑se quemó, este artículo se basa en gran escala en la memoria. Resulta que algunos detalles, datos exactos de tiempo etc. pueden ser ligeramente incorrectos. La historia en si es cierta y precisa.

Durante la "era hippie" abogamos por la causa de paz, algunos de nosotros habían participado en las primeras marchas CND (campaña para el desarme nuclear) y con tristeza habíamos sido testigos de como el movimiento fue minado por la avaricia política. En los tiempos de "drogarse y rajarse" seguimos con la convicción de que un cambio "verdadero" sólo puede efectuarse a través del ejemplo personal, y por eso rechazamos gran parte de la cultura hippie, especialmente el énfasis en las drogas como medio de evasión. Es triste que muchos punks parecen recurrir a los mismos medios de evasión mientras en su ciega hipocresía acusan a los hippies de que nunca "pudieron lograrlo". Estos nuevos profetas del sueño de la pipa NO lo van a hacer tampoco.

Nuestra esperanza era que demostrando prácticamente la paz y el amor seríamos capaces de pintar el mundo gris con nuevos colores; qué extraño que fue un hombre llamado Hope, Esperanza, el único hippie "verdadero" con quien nos enredamos de manera creativa, quien nos enseñó que esta particular forma de esperanza era un sueño. Con las experiencias a las que nos llevó nuestra amistad de poco tiempo nos dimos cuenta que había llegado la hora de reconsiderar la manera de luchar por nuestra visión de paz. La muerte de Wally nos demostró que no podíamos "quedarnos sentados y dejarlo pasar otra vez". En parte, su muerte fue nuestra responsabilidad y aunque hicimos todo lo posible, no fue suficiente.

El anhelo al cambio tenía que ser acoplado con el anhelo a trabajar por él, si valía la pena enfrentarse al sistema, valla la pala enfrentarse a él totalmente. Ya no bastaba con tomar lo que queríamos y rechazar lo demás, había llegado la hora de regresar a las calles y atar, regresar y compartir nuestras experiencias y aprender de las experiencias de otros.

Un año después de la muerte de Wally, los Sex Pistols sacaron "Anarchy in the UK", tal vez no lo decían tanto en serio señora, pero para nosotros fue un grito de batalla Cuando Rotten declaró que "no había futuro", lo vimos como desafío a nuestra creatividad ‑ sabíamos que habría un futuro si estibamos listos para trabajar por él.

Es nuestro mundo, es nuestro y nos lo han robado. Salimos a reclamarlo, sólo que esta vez ya no nos llamaron "hippies", nos llamaron "punks".

Penny Rimbaud, Londres, Enero/Marzo '82.

1 comentario:

AmanitaPunk dijo...

!!vale!

hace rato buskaba de nuevo este textillo
Un abrazo libertario!!!

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